octubre 16, 2019

La agricultura puede ayudar a combatir la anemia y la desnutrición

Por: Andrés Agurto

El día de hoy se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Las Naciones Unidas hace un llamado a que tomadores de decisión, empresas privadas y sociedad civil tomen medidas para lograr dietas sostenibles y el #HambreCero.

La deficiencia de nutrientes es uno de los problemas que afecta a los cultivos en Latinoamérica en al menos un 50%. Lo que pocos se imaginan es el impacto que esto tiene en la salud humana: la falta de macro y micronutrientes puede originar problemas de crecimiento, debilidad muscular, osteoporosis y diabetes, entre otras enfermedades[1].

Para Yara, líder mundial en producción y comercialización de fertilizantes minerales, estas deficiencias podrían prevenirse desde los alimentos, mediante una adecuada nutrición de cultivos. Por eso, la compañía noruega decidió sumarse al Día Mundial de la Alimentación, el próximo 16 de octubre, para educar a la población sobre el papel que juegan los fertilizantes en una dieta sana y sostenible.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en nuestra región 294 millones de personas sufren de 1 o 2 formas de malnutrición, pero lo más preocupante es que la mayoría afectada son niños y adolescentes. Por eso, pensar en salud también significa pensar en agricultura.

Los fertilizantes son los responsables de facilitar la producción de la mitad de alimentos que el mundo consume, así como de aportar a estos alimentos los nutrientes y minerales necesarios, para el óptimo desarrollo de los seres humanos. Cultivos sanos nutren personas sanas”, afirma Margarita González, Directora de Agronomía de Yara para América Latina.

Sin duda, cada vez se habla más sobre la importancia del origen de la comida y la forma en que se produce. En este sentido, una nutrición de cultivos adecuada permite garantizar la calidad, inocuidad y trazabilidad de la comida que los consumidores exigen cada vez más, particularmente en el mercado de frutas, cereales y vegetales.

Si queremos tener una dieta saludable, debemos empezar por preguntarnos qué tan bien se nutren los cultivos. Los hombres y las mujeres que se dedican a la agricultura juegan un papel fundamental en la obtención de alimentos nutritivos y alcanzar el objetivo de Hambre Cero en la Agenda 2030; de ellos depende que el suelo recupere elementos tan esenciales para la vida, como el fósforo, potasio, calcio, hierro y zinc, entre otros”, afirma Gonzalo Casavilca, Agrónomo de Yara Perú.

El zinc, por ejemplo, es vital para tener niños más grandes y con mejor desarrollo cognitivo, por lo que se debe garantizar su consumo en mujeres embarazadas e infantes. Por otro lado, el hierro es determinante para combatir la anemia, que afecta a una buena parte de la población en los países de Latinoamérica. En el Perú, según ENDES, el 46,6% de los niños de 6 a 35 meses de edad padecen esta afección.

En realidad, el contenido nutricional de los alimentos está directamente relacionado con la preparación del suelo. “Hay algunos alimentos con mayor capacidad de absorción y concentración de nutrientes claves para el desarrollo humano. Sin embargo, si no logramos que estos elementos estén disponibles en las plantas, a través de fertilización mineral balanceada, el alimento será pobre nutricionalmente”, señala Casavilca.

Pese a ello, la mayoría de los agricultores peruanos utiliza fertilizantes convencionales como la urea, el sulfato de amonio y el cloruro de potasio, los cuales no aportan los nutrientes necesarios, y por otro lado, generan altas emisiones de gases de efecto invernadero, e incluso, acidifican el suelo.

Para los expertos de Yara, este tipo de prácticas agrícolas resultan ineficientes y obsoletas, pues existen fertilizantes de última generación, que proporcionan elementos indispensables para los cultivos y la salud humana.

Con el uso de fertilizantes especializados, gana la población, porque consume alimentos con alto contenido nutricional; gana el agricultor al obtener mayores rendimientos en sus cosechas y productos de mayor calidad; mejora la economía local al contar con productores más competitivos; y gana el Gobierno pues evita enfermedades asociadas con el déficit de nutrientes, con lo que reduce su gasto en salud pública”, concluye Margarita González, Directora de Agronomía de Yara para América Latina.

 

[1] Shenkin, A. “Micronutrients in Health and Disease.” Postgraduate Medical Journal 82.971 (2006): 559–567. PMC. Web. 16 Oct. 2018.